domingo, 1 de julio de 2012

Cuándo es suficiente?



Cuándo es suficiente? Cuánto es suficiente para ti o para otros? Trabajamos, ahorramos, gastamos, le decimos a las personas que nos rodean que les queremos, también se lo demostramos, estudiamos, vamos al gimnasio, planificamos vacaciones, paseamos, limpiamos la casa, cocinamos, cuidamos de nuestras familias y de nuestros amigos, etc etc … Pero cuándo te das cuenta que ya es suficiente? Qué ya no necesitas hacer ni tener más?



Muchas veces, los demás no lo valoran, ni tampoco lo agradecen, y por otra parte, nosotros tampoco valoramos el esfuerzo de otros, y más aún, no nos damos cuenta de todo lo que siente, hace y se esfuerza por nosotros la otra persona. Y esto es recíproco…

Entonces, hasta cuándo seguir haciendo si los demás no lo valoran? La respuesta es “hasta este preciso momento” porque esta pregunta ahora no existe… Porque si la medida está puesta en la valoración o en la condición de ser valorado por el otro, la pregunta ya estaba desenfocada. Puedes hacer y dejar de hacer todo lo que necesites, y la respuesta a ¿hasta cuándo? la encuentras en tu propio cuerpo, en tus propias emociones, en tus propias conclusiones.

No es tan sencillo, ya que esta necesidad de complacer viene de nuestro legado de la educación infantil. Cuando el niño hace lo que los demás esperan, en su mente infantil percibe que le quieren y que pertenece a un grupo. De lo contrario, se siente culpable y con miedo a ser excluido y a perder el amor de sus padres. Esta conciencia infantil queda instaurada en nosotros, hacemos para que el otro nos ame y nos sentimos con el permiso de aceptar e incluir, o rechazar y excluir a otro en la medida que satisface o no nuestros deseos.

Paradójicamente nuestra libertad está en amar lo que hay en el otro tal cual es, así ya no eres esclavo esperando que el otro te complazca. Y la otra cara de esta libertad, es que soy libre para dar hasta lo que puedo y quiero sabiendo que no dependo de la aceptación del otro. La libertad de hacer y ser uno mismo junto a la libertad del otro es un camino de madurez, evolucionando desde la conciencia infantil que necesita de la mirada del otro, al adulto que puede identificar en sí mismo CUANDO ES SUFICIENTE.

Ana Mariani

2 comentarios:

  1. Mi fin es hacerlo por mi porque a la vez a mi me satisfece e el otro esta feliz! Si no es asi ya no prefiero hacerlo ... sino lo veo inutil.

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  2. Gracias Carine por tu comentario,la libertad está en elegir conscientemente. Abrazos!!:)

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