lunes, 25 de junio de 2012

Asuntos Pendientes





¿Cuál es el último libro que acabaste de leer? Anoche terminé de leer un libro que me había acompañado un largo tiempo, no lo he leído rápido, quizás porque no lo priorizaba o porque siempre voy con prisas y no hallaba ese momento de calma para conectar con la lectura.  Me pesaba no llegar a su fin, cuando lo cerré después de leer la última página sentí una gran satisfacción. Había cerrado un ciclo que yo misma había decidido abrir.

Actualmente se dice que la gente lee cada vez menos, y que la tendencia es buscar más información audiovisual que escrita, sin embargo, empezar y acabar un libro es vivir un ciclo completo. Esta experiencia se origina en la necesidad de conocer más sobre algo y moverte hacia allí, escoger un autor, un título, un tema o una imagen y luego buscar y encontrar ese libro. Poder estar en su compañía durante un tiempo, aprendiendo, descubriendo y emocionándote con cada capítulo. Finalmente alejarte de él, dándote cuenta que esta experiencia ya ha terminado, que ahora esto es un asunto terminado.

¿Cuántos asuntos tenemos pendientes? Laborales, familiares, de amistad… ¿Cómo nos sentiríamos si hiciésemos algo para cerrarlos?

Quién es esa persona que aún tienes que agradecerle algo, o qué pasa con eso que  te enfada y aún no lo has mostrado o qué harás con esa necesidad de acercarte o alejarte de algo. ¿Qué esperas para decir a alguien que le quieres? ¿Cómo estarías si logras cerrar ese asunto pendiente? ¿Qué cambia en ti? ¿En qué pondrías tu energía si concluyes con esto?

Hay asuntos pendientes en los que necesitamos exteriorizar algo frente a otro, pero también, en varias ocasiones esto no es necesario o no es posible. En esos casos, debemos cerrarlo en nuestro interior. Entonces, me pregunto, cuál es el ritual que te regalarás para dar ese paso y cerrar eso en ti? ¿Cómo y cuándo lo harás?
Ana Mariani

domingo, 17 de junio de 2012

Tener o SER "Síndrome de la felicidad postergada"

Artículo de Alejandra Herren

"Síndrome de la felicidad postergada", así se le llama a un fenómeno que afecta al 40 por ciento de la población de los países desarrollados. Un padecimiento que emerge de nuestro modo de vida actual, por el cual dedicamos la mayor parte de nuestra juventud a correr detrás del "éxito", especialmente económico, con la expectativa de disfrutar de los beneficios en la madurez.

Vivimos sometidos a la esclavitud del trabajo, permanentemente caminando hacia un futuro en el que depositamos la mayor parte de nuestros anhelos, de nuestra necesidad de ser felices.
Cuando me jubile me dedicaré a cultivar flores en mi jardín; cuando lleguen las vacaciones visitaremos aquel pequeño pueblo de la montaña; cuando consiga finalmente el puesto por el que he estado luchando tendré más tiempo para estar con mis hijos… Una y otra vez nos prometemos hacer en el futuro todo aquello que no estamos haciendo en el presente. Pero nadie nos garantiza que el jardín o que aquel pueblo en la montaña existan para entonces, y nuestros hijos, bueno, eso es seguro, en el futuro ya no tendrán 5 o 7 años…

Como si la vida diera algún tipo de garantías, postergamos las cosas fundamentales, las que nos hacen sentir vivos aquí y ahora por estar "construyendo" algo que en verdad nadie nos asegura que podremos construir y que nos lleva todo el tiempo presente.
La cuestión es de tal gravedad (porque produce, además, síntomas de deterioro físico y emocional, como enfermedades cerebrovasculares o depresión aguda) que ya hay países, como Australia (país que acuñó el nombre) que cuenta con reparticiones de Salud dedicadas a tratar el asunto.
Evidentemente no somos conscientes pero estamos enfermos de velocidad, queremos desesperadamente tener y nos olvidamos de ser.
El síndrome de la felicidad postergada (o deferred happiness syndrome en inglés) se caracteriza por la angustia de no tener tiempo para hacer todo lo que debemos hacer, lo que nos lleva a posponer los momentos de recreación, diversión y descanso para después.
Algunos síntomas son:
  • Desear una vida con más comodidades y lujos que nos obliga a trabajar más tiempo, pensando que sólo seremos felices cuando tengamos todo lo que soñamos.
  • Ahorrar todo lo que podemos para cuando nos jubilemos o seamos mayores, sin darnos cuenta de lo más importante es disfrutar el aquí y el ahora.
  • Miedo al cambio. Muchas veces preferimos quedarnos en un trabajo que nos disgusta o con una persona que no nos hace felices por miedo a tomar decisiones radicales.
Si quieren leer un poco más sobre este tema recomiendo un documento de The Australian Institute (en inglés) . Nadie ha investigado más sobre este tema que los australianos.
Y recuerden: no hay dinero que pague la felicidad ver crecer a los propios hijos, o de cultivar tu jardín, o de dedicar tiempo a tocar un instrumento musical, si ese es el deseo.
"El siglo XX ha marcado un rumbo equivocado para la humanidad —dice Clive Hamilton, de The Australian Institute- a causa del modelo de crecimiento ilimitado que adoptaron las sociedades industrializadas. Ha sido la etapa de adoración de lo grande, lo lejano y lo rápido. Seguir ese camino nos conduce a la catástrofe. ¿Estamos dispuestos a cambiar?"

martes, 12 de junio de 2012

DESPEDIDAS


Despedirse...

¿Qué significa despedir? ¿Hay diferencias en el despedirse de personas, lugares, etapas o situaciones? ¿Duele más o menos cuando nos despedimos o cuando nos despiden?

He buscado la definición de “Despedirse” en Internet y no he encontrado demasiada información, he notado que la mayoría de las definiciones lo asocian al acto de decir “adiós”. Ninguna hace referencia a qué nos encontramos después de ese adiós. Quizás porque sí podemos saber de qué nos despedimos, pero desconocemos qué puede venir después?
Parece que se habla solo de la cara del “cierre o del final” de algo, y pocas veces se incluye la idea de las posibilidades que hay después del vacío del adiós.

Podemos despedirnos con alegría o con dolor, podemos elegir o puede ser  una decisión que se escapa de nuestro control. Sin embargo, lo que sí se, es que nuestra responsabilidad y nuestra libertad está en cómo asumimos lo que viene después del “adiós”.

Qué realidad podemos construir después de transitar el dolor de una separación, de un cambio, de una partida, de una etapa que llega a su fin?

Este fin de semana, he terminado una formación que ha durado 4 años, he compartido tiempo, ilusión, conocimientos y emociones con un grupo de personas durante más de 50 fines de semana. Qué me llevo de cada uno de ellos? ¿Qué se llevan ellos de mí? ¿Cómo utilizaremos en el futuro el tiempo compartido?

Gracias a la despedida de una gran amiga este domingo, puede aprender la importancia de que aceptar la imperfección y la perfección de la vida ayuda a avanzar con cada cambio.

ANA MARIANI

martes, 5 de junio de 2012

CONCILIAR VIDA LABORAL Y FAMILIAR

¿Es posible ser una madre feliz y una mujer profesional al mismo tiempo? ¿Es posible favorecer el desarrollo emocional del bebé trabajando más de 8 horas fuera de casa?

Artículo leído en www.LauraGutman.com.ar


Maternar y trabajar
Solemos creer que maternidad y trabajo son incompatibles. Sin embargo no importa si trabajamos o no. Importa saber si logramos fundirnos en las necesidades de los niños pequeños en relación al contacto corporal, el cobijo, la lactancia, los brazos disponibles, la mirada, la quietud y la presencia durante las horas que sí estamos en casa, incluyendo la noche.  Siempre es posible seguir trabajando, si es nuestro deseo o nuestra necesidad, sin que el niño tenga que pagar los precios del abandono emocional. Con frecuencia utilizamos el trabajo como refugio y excusa perfecta para no someternos al vínculo fusional con los hijos. En cambio otras veces nos lanzamos a ese misterioso universo sin tiempo y sin bordes que es el contacto corporal permanente con los niños pequeños, sabiendo que esa hazaña es invisible a ojos de los demás, y que en ese territorio no recibiremos reconocimiento ni apoyo.
El problema no es el trabajo. El problema es la vuelta a casa. Pensemos cuántos minutos por día le dedicamos -de verdad- a la satisfacción pura de nuestros hijos traducida en piel, olor, leche, fluidos, abrazos y palabras llenas de sentido.

Cuando regresamos a casa, el niño que ya nos ha esperado con infinita paciencia siente que, ahora sí, ha llegado la hora de estar con mamá. A partir de ese momento merece ser resarcido, colmado de caricias, tiempo, abrazos y sonrisas y también merece recibir respuestas a sus reclamos legítimos ya que ha esperado estoicamente el regreso de su madre. Si somos capaces de delegar todo lo demás una vez que hemos regresado a casa, si comprendemos que no hay nada urgente más que nutrir a nuestro bebe de caricias y leche, entonces el trabajo no será un obstáculo para el vínculo amoroso entre la madre y el niño.
Laura Gutman

domingo, 3 de junio de 2012

CELEBRAR EL PASO DEL TIEMPO

Cuando cumplí 17 años, mis compañeros de clase me hicieron una fiesta sopresa , recuerdo que entré al colegio y sobre el pizarrón de la sala, había un cartel que ocupaba toda la pared: "Feliz cumple Anita". La energía de sus voces cantando y mis ojos brillantes por lagrimas de alegría dejaron una huella tan amorosa en mí, que desde esa fecha cada año espero ilusionada el día de mi cumpleaños. 
Disfruto compartir el cierre de una etapa y el inicio de un nuevo ciclo.También es un excelente momento para agradecer todo lo que tengo y para recordar el gran regalo que me hicieron mis padres al darme la vida
Y tú: ¿celebras cuando empiezas un nuevo año? ¿Qué te prometes para tu nueva etapa? ¿Qué deseas seguir trayendo a tu vida y qué necesitas alejar?
Solo un día al año es tu cumpleaños, cómo te cuidas y cómo celebras TU DIA?

Nunca te detengas
Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco,
Los días se convierten en años...
Pero lo importante no cambia; tu fuerza y tu convicción no tienen edad.
Tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña.
Detrás de cada línea de llegada, hay una de partida.
Detrás de cada logro, hay otro desafío.
Mientras estés viva, siéntete viva.
Si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo.
No vivas de fotos amarillas...
Sigue aunque todos esperen que abandones.
No dejes que se oxide el hierro que hay en ti.
Haz que en vez de lástima, te tengan respeto.
Cuando por los años no puedas correr, trota.
Cuando no puedas trotar, camina.
Cuando no puedas caminar, usa el bastón.
¡¡¡ Pero nunca te detengas !!!
MADRE TERESA DE CALCUTA



                                                                                                                                            Ana Mariani